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Pensando cosas...

El rio y la cascada (cuento)

Al principio del tiempo, Dios creó a los Ángeles, después creo mas espíritus que estaban destinados a complementar a los ángeles, sus primeras creaciones. Eran como la mujer para el hombre, pero esas almas estaban destinadas solo para los Ángeles, no para a los humanos...esta es la historia de una de ellas, que rehusó su destino, forjando uno nuevo, quizá no tan brillante como el otro, pero si mas especial.

         Tranquila volaba por los cielos, como era muy joven, Dios aun no le había dado una obligación que cumplir, así que pasaba la mayor parte del tiempo flotando en el aire observando a aquellas criaturas, eran tan graciosas y perfectas, eran los humanos...ella se entretenía al verlos, a veces reía, a veces lloraba, pero jamás se había decidido a entrar en contacto con ellos, porque estaba prohibido, si ella lo hacia, seria expulsada del cielo, y perdería su calidad de ángel.

 

Pero fue imposible, aquella tarde, un joven  pescador estaba a orillas de un pequeño río que fluía con gran lentitud. La curiosidad se despertó en ella, observo como el pescador subía en unas rocas para tomar una posición adecuada que le permitiera atrapar a los peces...no supo que paso, pero inevitablemente miro sus ojos, nunca había visto ojos así en un humano, eran tan expresivos, tan melancólicos, sin duda le faltaba algo, lo advirtió con tan solo verlo...tal vez tenia muchos problemas, y ella decidió ayudar, comenzó a atraer peces hacia la caña del humano...fue algo mágico, jamás había pescado tanto, eran mas de treinta pescados en su cesto, pero la inexperiencia del ángel atrajo algo nefasto, era un pez enorme, como jamás se había visto en aquel río, el lo atrapo con su caña y forcejearon durante unos minutos, de pronto, el resbalo y golpeo su cabeza con una piedra...cayo inconsciente al río mientras el pez huía deprisa...no podía creerlo, por su culpa el había caído, mas ella no podía intervenir, si lo haría recibiría un castigo ejemplar...pero no le importo, voló en picada hacia el río y del fondo rescato al humano que aun se hallaba inconsciente, lo coloco en al orilla del río, junto un poco de energía en sus manos y curo la herida de su cabeza...no podía hacer mas, lo miro,  le dio un beso en la frente, voló hasta perderse en el cielo y no se dio cuenta de que el la había podido verla.

                El castigo no fue tan duro como ella esperaba, pues solo fue una reprimenda, pero tambien fue una advertencia, si volvía a hacerlo, seria expulsada del cielo sin consideración alguna.

 

Aquí empezó su agonía, pues el mal siempre esta al acecho, y esta ocasión no seria la excepción.

Bendabal es el demonio de las aguas, el era quien impedía que le pescador capturara a los peces, y ella arruino todo, mas su experiencia lo hacia muy paciente, ella no tardaría en volver, y entonces, llegaría la venganza.

 

Así fue, día tras día, ella volvía al río y vigilaba al humano, ayudando un poco en la pesca, pues con su voz etérea circulando por el viento y las aguas, los animales acudían rápidamente al lugar...ella creía que solo la oían los animales, pero no era así, aparte de oírla, el pescador podía verla, sintiéndose muy feliz de tenerla cerca.

Un día ella se puso detrás de él, y se sorprendió al oír que él le hablaba:

-         ¿Quién eres tu? - dijo sin recibir respuesta.

-         Se que estas ahí, puedo verte en el reflejo del río, contéstame pro favor... - ella no soporto mas, y hablo tambien:

-         Soy un ángel, y estoy aquí para cuidarte

-         ¿De verdad lo eres?, Pareces una hermosa chica.

-         Si, lo soy, una niña ángel, soy muy joven aun - contesto

-         Oye...gracias por salvarme...y por ayudarme a diario, ahora mi familia no se preocupa mas por el alimento... - ella sonrió, tomo sus hombros y lo hizo girar hacia ella, aquel momento jamás podrá olvidárseles, fue mas que mágico, sublime, casi celestial, nunca un ángel se había atrevido a besar a un humano, ella lo hizo, su esencia angélica se fundió con la esencia humana de el en un segundo que pareció durar una eternidad...pero algo los separo bruscamente, era lluvia que comenzó a caer con fuerza desde el cielo...se alejaron, ella sonrió y dijo que debía irse, el lo dijo tambien y comenzó a guardar sus cosas...aunque sabia que lo había dejado bien, una duda asaltaba sus pensamientos mientras volaba...un presentimiento de que algo iba mal...y así era...

 

La lluvia se convirtió en una terrible tormenta, cuando el pescador se disponía un árbol fue alcanzado por un relámpago y cayo frente a el, apenas alcanzo a esquivarlo mediante un salto desesperado...pero al tratar de irse por otro camino sucedía lo mismo, los árboles incendiados por el fuego de los relámpagos le impedían el paso, estaba desesperado, pues tampoco podía huir por  el río, con la tormenta había aumentado su nivel, y su cauce no era como antes, esta vez fluía salvaje, con tal fuerza que arrastraba piedras y troncos que caían en el... sin duda su vida acababa, ser pescador lo había condenado ese día, y antes de que pudiera hacer algo mas, oyó una voz que le dijo:

-         ¿Qué te sucede humano? ¿Acaso tienes miedo? - Él miro hacia todos lados...no había nadie, pero la voz volvió a oírse:

-         Estúpido, ni siquiera puedes verme, ¿de verdad eres tan tonto? - el pescador no podía creer  lo que oía, cada vez la tormenta era mas fuerte y estaba totalmente empapado, sin pensar, en un acto impulsivo, subió a la roca donde el pescaba y grito:

-         ¿Dónde estas maldito? - y sin darse cuenta, el demonio Bendabal se puso tras él y dijo:

-         Muere infeliz ¡¡¡ - al momento en que con un báculo gigantesco lo golpeaba para tirarlo al río...

Ella lo vio todo, olvido la sentencia y la advertencia, voló hacia el en medio de la fría tormenta, como estrella fugaz desplegaba una estela de luz que mágicamente se volvió una pequeña montaña alrededor del rió... veloz voló hasta el y cuando cayo en el río una explosión de luz cegó al malvado demonio que cayo en las aguas turbulentas, mientras trataba de ponerse a salvo, el demonio se percato de la montaña que había nacido, y de que algo brotaba de ella...era agua tan limpia y pura como ninguna, de pronto, quedo perdido en su mente, y al recobrar el sentido, apareció en medio del océano.

 

Dicen que el joven pescador se volvió uno con el rió, y que desde ese día fluye con tal fuerza que arrastra todo lo que encuentra en su camino, tal como lo hizo con Bendabal, porque no sabe si ese demonio algún día vuelva...

Ella se convirtió en la cascada que cae en el, siempre en la misma dirección, y con la misma intensidad, para que nadie jamás los separe, y poder vivir juntos para siempre.

 

 

 x tanathos281

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